Texto 1
Ainhoa Núñez Reyes
INSTRUCCIONES PARA SONREÍR CUANDO ESTÁS TRISTE
Preámbulo
Está científicamente demostrado que
a la larga recordamos más los momentos felices que los desgraciados; o sea, que
la mente es porosa para el olvido, como diría Borges en El Aleph, y prefiere
olvidar lo malo, aunque no es tan fácil con la brevedad del momento. Un
instante aciago te muerde el cerebro como un animal, te estruja la felicidad
del corazón como una esponja, acorrala tu espalda contra la pared y sufres, pero
la gente no debe saber jamás que quieres llorar. En la Edad del Postureo está mal
visto sentir. Ser uno mismo es fatal para el conteo de followers de nuestras
redes, puesto que quienes nos siguen no quieren saber lo infelices que somos,
aunque sea la verdad, prefieren una verosimilitud correctamente fingida, y para
ella, este manual.
instrucciones
El día que estés triste, aprieta los
labios en horizontal y abarquíllalos hacia abajo, al tiempo que acompañas el
gesto con los ojos medio cerrados. Torcer levemente la cabeza hacia uno u otro lado
(indistintamente) ayuda al fingimiento de lo natural, sobre todo si se hace de
forma grupal en selfie, en el cual adopte cada componente una mueca original
pero equivalente. En las contadas
ocasiones en que ni esto te sirve, prueba a poner morritos y levantar ambas
manos marcando la señal de victoria. No sonríes, pero nadie sabe qué demonios estás
sintiendo (nunca falla y es muy útil en caso de necesidad).
Notas
Guarda tus lágrimas para los
momentos de intimidad o en los cuales nadie te vea. Para el mundo debes
aparentar que todo va bien, que tu vida es lo que habías soñado, que todos te
quieren, que has encontrado tu sitio y que quieres compartir tú felicidad con los
demás como supremo gesto de generosidad, quizás con el fugaz propósito de que sueñen
con tener tu vida, y que sean tan felices como tú lo eres al contemplarte feliz
en las miradas de la gente.