Foto: "Cansón": Ainhoa Núñez
Al abrigo del sol, el anciano paseaba dando vueltas en círculo con el propósito de marear al tiempo. A cada giro que daba, se le borraba una arruga del rostro. Cuando fue un niño paró y, viendo cómo regañaban a otro, prosiguió su paseo en sentido contrario.
© Ainhoa Núñez
Uyyyyy algo gordo debió de recordar. Y es que la infancia guarda sus traumas también.
ResponderEliminarBesos.
No todo el es feliz en la niñez. Gracias por la visita. Besitooos.
ResponderEliminar¡Qué original magia en este brevísimo cuento! Todo un corto cinematográfico, amiga. Absolutamente gráfico.
ResponderEliminarGracias, hulnita. Estoy mudando los micros de búho aquí antes de que se cierre.
EliminarBesitos, linda.
Odiarás lo que quieras, pero tus comentarios sólo destilan cariño y amistad.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Seguramente es porque quiero odiar, tengo motivos suficientes, y sin embargo no me sale. Cuando empecé a escribir creí que lo hacía de lo que quería y como quería, tiempo después comprendí que una escribe como es, no como quiere. Siempre te pillan aunque te escondas bien.
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita, maestro. Es un honor para mí. Un abrazo, don Antonio.